Volvieron a quedarse


Volvieron los depredadores felinos. De nuevo me observan en mis suenos. Es como si fueran mandados por una institución secreta. Me persiguen sin darme senales cuando me atacarán. El tigre camina en el jardín de mis padres. Hay un árbol de manzanas muy chico y débil que sólo alcanza a producir tres manzanas chiquitos por ano. El tigre es grande pero no se acerca. Lo veo sorprendida desde la ventana. Estoy en el dormitorio de mis padres detrás de las cortinas blancas casi transparentes. Sé que mi familia está en la terraza pero no ven al tigre. Es demasiado tarde para avisarles. El tigre me mira y sus ojos de un color oscuro juegan conmigo. Voy a cerrar todas las puertas. Estoy en la casa, sin luz, y ni sé si mi familia puede ver a esa creatura naranja que vino a quedarse, esa creatura que vino a observarme, esa creatura que vino sin razón.

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